A donde tan apurada mi pequeña niña de seda ,
lastimas tus pies descalzos caminando por la acera ,
no dejes que el sol de unos ojos quemen tus alas ,
y borren la perspicacia de tu mirada pendenciera.
A donde fueron tus conversaciones de atípica noctambula ,
y tu fragorosa labia de mujer serena,
sera que perdiste tu suspicacia ,
entregada al oasis de los labios que hoy besas .
Te reconozco valiente entregada a tu batalla ,
la reconoces perdida pero no te amilanas ,
te hundirás en tu barco como gran capitana ,
mientras las ratas huyen de buenas a primera .
Atrás dejaste a posibles amantes ,
entre pianistas y bardos elegiste quimeras ,
valerosa alquimista hoy te proclamas ,
con tus botellas de ensayo inventaste la rueda .
La tormenta se avecina y tu instinto lo sabe ,
arropas con mantos a tu adonis de turno ,
lo reconoces famélico y menesteroso del alma ,
a pesar de que un día dejara tu refugio.
Y dime pequeña bucanera,
donde quedaron tus noches de asalto?
tu instinto de fiera corsaria,
amante de la bravura de aquel mar que se aleja.
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